miércoles, 8 de agosto de 2007

HACIENDO LO MISMO!

Ya sea por educación, costumbre o por observación, nosotros hemos aprendido que hay formas “correctas” de encarar y resolver los problemas.

La mayoría de estas formas están tan aceptadas que ninguno de nosotros las cuestiona. Y de pronto se convierten en paradigmas, en sistemas de pensamiento y de vida.

Estamos tan de acuerdo en que son y deberían ser así, que nos olvidamos de que podemos, y de cuando en cuando, deberíamos cuestionarlas. Principalmente cuando los resultados no son los esperados.

Esto es tan cierto para la mayoría de nosotros, quienes por décadas hemos estado expuestos a la contaminación de las noticias, que ya consideramos que la economía es un fenómeno que sucede per se, lo mismo podríamos decir de la política y algunas otras prácticas que ya se consideran como escritas por Dios mismo.

Además, el miedo a desestabilizar todo el sistema por la introducción de una nueva forma de encarar el problema lleva a descartar soluciones que podrían ser factibles, para no mover los pilares de otros tantos sistemas también aceptados como ciertos.

Una de las cosas que siempre me han llamado la atención es que a mayor cantidad de gente en el planeta haya una mayor cantidad de pobreza. Si nos pusiéramos a pensar en que cada ser humano que llega a este planeta es un cliente potencial de todos los bienes y servicios existentes, inmediatamente entraríamos en conflicto con esta condición de pobreza que impera en el mundo.

Por supuesto que la respuesta “lógica” sería que Vilfredo Pareto (1848-1923) realizó un estudio sobre la distribución de la riqueza, en el cual descubrió que la minoría de la población poseía la mayor parte de la riqueza y la mayoría de la población poseía la menor parte de la riqueza. Con esto estableció la llamada "Ley de Pareto" según la cual la desigualdad económica es inevitable en cualquier sociedad.

La cita se puede acompañar con esa historia que dice que “aún si se redistribuyera la riqueza en forma igual entre los habitantes de la tierra, en un año la proporción sería igual.”

No es que no crea que la “ley de Pareto” sea verdadera, lo que digo es: ¿por qué no la cuestionamos?.

En un juego de monopolio, al principio uno recibe una determinada cantidad de dinero, sin la cual no es posible jugar. Pero... ¿Qué pasaría si a la mitad del juego la banca decidiera que debe recoger la mitad del dinero de cada jugador? ¿Y si repitiera la operación una vez más? El resultado es siempre que el juego se detiene y a nadie le sirve que la economía se pare.

Pero de nuevo “los expertos” dirán que incrementar el poder adquisitivo de los jugadores es inflacionario.

Y hasta hay quien piensa que los ricos, es decir el 20%, estarían en contra de arreglar el problema, pero yo pienso que bien mirado cada uno lo apoyaría.

Éste es mi planteamiento:
Si yo tengo una heladería, y un teléfono en el lugar, dependo de que mis clientes tengan dinero para poder pagar, entre otras cosas, el teléfono. Por supuesto si tengo menos dinero, lo usaré menos que si mis clientes compraran más.

Si uso más el teléfono pago más a la telefónica y el dueño se hace más rico. Lo mismo el dinero que mis clientes pagarán entraría en la economía y otros fabricantes de bienes y servicios se beneficiarían de ello.

Es evidente que nosotros pensamos que la situación en el mundo y en nuestro país es como debería ser. Y puede que así sea, pero mi pregunta inicial es: ¿no deberíamos cuestionarlo?

¿Por qué las cosas deben ser como son? ¿por qué no cambiarlas si no son como deberían ser o nos gustaría que fueran? La razón por la que las cosas son como son, es porque aceptamos sin cuestionar que así deben ser.

Lo mismo sucede en la economía del país que con los resultados en nuestras empresas. Y así esperamos que la situación mejore para tener un mejor ingreso, pero esto no parece pasar y sólo nos lamentamos invocando la esperanza de que algo pase para que las cosas mejoren.

Una cosa que es evidente es que la supervivencia de tu empresa depende de las ventas, y parece que hoy en día las ventas dependen de todo menos de los vendedores; de la economía, de los problemas de los Estados Unidos, de la competencia, de la falta de dinero y de tantos otros factores sobre los que no podemos influir, que nos hacen pensar que las ventas son como la economía: suben y bajan a su antojo.

¿Pero realmente no podemos hacer nada al respecto?

Hoy mi propuesta es que pienses diferente, que no aceptes que las cosas son como son, porque así es como deben ser.

Yo pienso que lo que debe ser es que obtengas los resultados que quieres obtener. Nosotros somos un grupo de gente que piensa diferente, que es capaz de buscar soluciones donde el paradigma dice que no existen.

Las cosas ya son como son. No pierdes nada con intentar una solución diferente, las cosas podrían ser como tú quieres que sean.

Proyecto Fénix
Una forma diferente de pensar
Una verdadera solución

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